viernes, 16 de noviembre de 2012

Pequeña carta hacia la oscuridad... invito a la reflexion

Bien, esto realmente no se porque salio, solo me acuerdo que fue hace tiempo y a las 4 de la madrugada (si, tengo una graaaan memoria... notese el sarcasmo)



 ¿Quién me diría que la persona que amé fuera la causante de que mi corazón se rompiera y mi cuerpo muriera?

Ahí estaba yo, una mañana cualquiera, esperando el autobús, cuando la vi. Nunca había sentido nada tan intenso por una persona, incluso mis compañeros me consideraron  como una persona insensible y fría, pero eso a mí me daba igual. ¿Qué tenía que hablar la gente de mí? No me comprendían…
Su pelo era como una cascada oscura, y sus ojos verdes era alegres, chispeantes. Su cuerpo, pequeño y menudo en comparación con el mío, era delgado. Ese día iba con una preciosa falda de tablas negra y una camisa gris. Aún me acuerdo de su sonrisa al hablar con las amigas que iban a su lado. Era tan hermosa…

Los siguientes días que iba en el bus, yo la observaba. No podía dejar de mirarla. Cualquier persona hubiera dicho que sus amigas eran más guapas o con mejor cuerpo, pero yo solo tenía ojos para ella. Su risa, su voz, su mirada verdosa, su pelo como terciopelo negro… ¿Por qué esa chica?

Pasó un mes, y yo no podía olvidarla. Sabía que era una locura, total, ¿quién se iba a fijar en una persona que estaba en el bus hasta el punto de no pensar en nada más? Claro, tenía que ser yo. Pero ocurrió, ella me miró. Noté como mis mejillas se teñían de rojo, cosa que no ocurría a menudo. Ella me sonrió, una sonrisa amable… Creo que ese fue uno de los días más felices que tuve en mi amargada vida. Yo, a mi pesar, giré la cabeza. De reojo vi como me miraba, extrañada. Era mejor que me olvidara de ella, ¿pero cómo?

Los siguientes días fueron incómodos, pero a la vez satisfactorios. Nos dirigíamos miradas, sonrisas… no creí que terminaría como terminó.

Al cabo de una semana después de esa mirada, ella dejó a sus amigas en uno de esos viajes de autobús y se acercó a mí. Ja… en ese momento no podía ser más feliz, pero era triste.

Los siguientes meses, ella me hablaba, incluso quedamos fuera de ese trayecto de autobús y hablamos y hablamos… Estaba decidido, era especial para mí, quería protegerla, quería todo de ella.

Hasta que ese día llegó. Yo estaba esperándola en una esquina de la calle donde habíamos quedado. Ese día tenía pensado mostrarle mis sentimientos, no podía aguantar más esta falsa amistad por mi parte, yo la quería. Vi como ella llegaba corriendo, cruzando a toda prisa un paso de cebra.

En ese momento, yo la sonreí, pero mi sonrisa era triste. Sabía que me la jugaba, que seguramente sus sentimientos por ella no fueran correspondidos, pero tenía que intentarlo. Le conté todo, desde el día que la vi hasta todas las noches que había soñado con ella, todo hasta este día.

La respuesta no fue satisfactoria. Ella se lo tomó a broma. Yo lo decía en serio. Le expliqué que no era ninguna broma, que la amaba, que no era ninguna mentira. Ella, asustada, huyó. Me imaginaba que sería así, pero no pude evitar que mi corazón sangrara. Hasta que vi el coche.

Un coche iba a toda prisa, por lo que supe después, era de un joven borracho. Iba embalado hacía el paso de cebra por donde ella huía. Gracias a mi cuerpo, que era atlético, pude llegar y empujarla para evitar que la atropellara, pero el golpe lo recibí yo.

Al cabo de una semana, desperté, o eso fue lo que me contaron. Mi cuerpo estaba destrozado. Había perdido la capacidad de andar, y solo podía mover un brazo, ya que el otro quedó fracturado por tantas partes que no fue capaz de curarse. Aparte de eso, yo estaba feliz, había conseguido salvarla, y esperaba con ansia que viniera a visitarme con una sonrisa, con aquella sonrisa…

Pero no vino… No vino nunca… Mis padres estaban en el límite. Mi madre se tenía que ocupar de mí todos los días, y mi padre no paraba de trabajar para poder comprar mis medicinas y para suplantar el trabajo de mi madre. Todo ese sufrimiento por ella…
Aun recuerdo sus últimas palabras: “pero… ¿cómo vamos a ser pareja? ¡Si somos chicas!”

Toda mi vida fue arrebatada por mi condición de mujer… por ser chica… por amar cuando no debía, por proteger algo que nunca pude alcanzar… por un sueño.

Ahora me despido, siento que soy una carga para mis padres. Tampoco tengo amigos o personas que me vayan a echar de menos… Soy una solitaria, y voy a morir por intentar dejar de serlo, por amar…

Dejo esta carta en este mundo para que, quien la lea, vea la crueldad del mundo, de mi vida, y del sufrimiento que causa el querer a alguien. Espero de verdad que nadie sufra lo que yo sufrí, pues nadie debería de aguantar lo que yo aguante. Mamá, papá, sé que no podréis perdonarme, pero mi vida después del accidente no tiene sentido, espero que lo comprendáis.
Adios…




Bien, aqui esta, espero que os guste y espero comentarios ^^

Ya nee!

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